LEONERA de Pablo Trapero

Ayer noche éramos cuatro personas en la sala 5 de los Cines Renoir Plaza de España de Madrid. Cada uno con su interior, sus preocupaciones o alegrías , sus gustos, su silencio, y todos con la ilusión que genera una sala oscura donde desde una pantalla alguien va a contarnos una historia . Adoro esos momentos , esas noches en que mi intimidad se comparte sin necesidad de comunicación directa con aquellos que han hecho posible esa película , con los que la han disfrutado y los que no han terminado de entrar en ella , con los que se despistaron a costa de inquietudes cotidianas y los que se transportaron al alma de los personajes . Porque cualquier obra de arte tiene el valor de aportarnos algo , de hacernos mejores , más ricos , y quiero creer que todos los que compartimos experiencias que nos afectan de forma diferente , compartimos algo que hace que este mundo sea más acogedor. Al levantarnos, al terminar la proyección hay amagos de sonrisa tímida , cada uno regresamos a nuestro entorno. Hemos asistido a un encuentro múltiple, mágico, hermoso.
Nos habían contado la historia de una mujer , una joven que aprende en la carcel , en un entorno extremo, a crecer , a ser madre , seguramente a amar con un amor incondicional, rabioso, puro, único.
Nos lo habían contado con toda la verdad , una verdad que no pretende chantajes sentimentales ni efectos manidos , pero que no ahorra la crudeza de la realidad . Si se produce la emoción en muchos momentos , es fruto de lo que ocurre, del interior de las acciones , sin que nadie lo manipule.
Y sobre todo, nos lo cuentan muy bien : lo que más me sorprende es la adecuación de la narración, la sensación de que no sobra un sólo plano , una sola escena , que todo es útil para acercarnos a entender mejor lo que ocurre.
Hay momentos absolutamente inolvidables como la llegada de Papa Noel, el niño columpiándose en los barrotes de la puerta de la celda , las caricias y besos durante el corte de pelo, o la primera noche del bebé en la carcel. Salgo lleno de ternura y tengo la sensación de que me han regalado un cuadro donde hay mucho amor .
Fuera de las convenciones más ñoñas , en Leonera comprendemos , observamos, la verdadera solidaridad que hace más humano no al que la recibe sino sobre todo al que la da . Y creo que es eso lo que hace que esta cinta esté llena de esperanza.
Eso y los ojos de Martina Gusman , su deseperación y su fuerza.
Al final, no sé si un final fácil pero se lo merecen , los vemos perderse en la lejanía mientras la cámara se aleja . Solos y libres , ya incluso de nuestra mirada .

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