CUSCUS de Abdellatif Kechine

El cine hiperrealista que sorprendió hace años, cuando abandonando los círculos minoritarios consiguó captar otro tipo de público ( casos como por ejemplo el de Secretos y Mentiras de Mike Leight ) y se convirtió casi más en un género que en un estilo, olvidó, creo, en algunas ocasiones , el arte de narrar.
Ambientes , situaciones, personajes , pero muchas veces faltaba una historia o esta era un simple pretexto para presentar un entorno. o denunciar algo.
Esto es lo primero que sorprende en esta larga y excelente película : da la sensación de que nos encontramos ante una gran novela , un melodrama familiar donde pasan y han pasado muchas cosas , donde se cuentan muchas otras y todos son de alguna manera protagonistas con su propia narración.
Pero además , y ahí está su mayor logro, consigue traspasar lo que podía ser un armazón demasiado contundente para , ahora sí, buscar la autenticidad acercándose hasta la piel de todo lo que ocurre de una forma absolutamente epidérmica.
Un montaje nervioso, la sinceridad de las propuestas y los primeros planos de un perfecto equipo de actores ayudan , tanto como el cariño que el director parece tener a sus personajes .
Por destacar sólo una escena , la comida familiar del domingo está realizada con una maestría tal que consigue la proeza de equilibrar , sin perder detalles ni perderse en ellos , un cruce de casi diez personajes , dándonos las claves para entender a cada uno . Lo que podía ser rudio y bullicio es un cuadro perfectamente engranado. No me resisto a recordar también aquella en que los músicos , en una forma que cruza el coro griego con las discusiones de los dos ancianos en el Muppet Show, nos ponen en situación y nos avanzan de alguna manera lo que puede ocurrir a partir de ese momento.
Cuscús es en el fondo cine de siempre , con aroma de clásico. Navegamos con tanta placidez por los avatares del melodrama familar , en momentos cercano a las comedias de Ealing que llega a molestarnos la entrada del drama . Drama que no sabemos si finalmente es tal : el director opta por el final absolutamente abierto.
Son casi tres horas , podrían ser seis , doce , las que fuesen , siempre estamos dispuestos a que nos cuentes historias si nos las cuentan bien .
Gracias

Público.

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