EL ENCUENTRO DE DESCARTES CON PASCAL JOVEN

Desde su retorno a Madrid con el éxito de Arte, Josep Maria Flotats ha trabajado en producciones cada vez más minimalistas donde de alguna manera el divertimento intelectual se superpone a la representación.
Primero fue París 1940, luego La Cena y ahora este breve Encuentro
De ellas, es la primera la que más disfruté; había una cierta retícula donde ir descubriendo matices que nos acercaban al ejercicio de la interpretación desde el descubrimiento del personaje , hasta las inseguridades propias del intérprete.
Ya en La Cena, donde Carmelo Gómez sometía a Flotats a un verdadero duelo, sentí cierta superficialidad.
El Encuentro reune las mismas características: fluidez, perfecta estructura, corta duración , y sobre todo, unas interpretaciones modélicas. Tal vez sea esto último lo que de verdad sostiene estos ejercicios, en los que, por otro lado, es imposible encontrar una sola mácula.
Es de nuevo un espectáculo absolutamente limpio.
El problema de estas propuestas es que comiencen a ser asépticas.

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