LIVERPOOL de Lisandro Alonso

Un hombre, más o menos joven, trabaja en un carguero. Al llegar a puerto pide permiso para acercarse a ver a su madre. En camiones, caminando, recorremos juntos paisajes de nieve y bosque, bañados en alcohol y en la ausencia que presentimos en uno de los únicos primeros planos. Llegará, verá, estará una noche en ese lugar , cuatro casuchas y unas vidas a límite. Y cuando se vaya nosotros nos quedaremos entre los silencios de sus habitantes, con un llavero en las manos.

Acabo de verla, llego con el techo color plomo de Madrid por el que se filtran parches de un azul primaveral. Observo, sé que cada movimiento de cada persona implica una historia, que todos la tienen , que simplemente en ocasiones no se cuentan, o no lo hacen en la forma tradicional.
Da la sensación de que Lisandro Alonso ha elegido una , con paisajes y códigos con referencias de género, con la diferencia de que suponemos que lo más relevante ha ocurrido hace ya tiempo, y digo suponemos porque nadie nos lo va a contar.
Lisandro Alonso simplemente observa y nosotros con él.

Pienso en Liverpool como una apuesta radical narrativamente hablando, la ausencia de cualquier artificio, la minimización de los seres humanos en espacios vacíos. Personajes que sabemos tienen una historia detrás pero que no piensan en transmitírnosla, que sólo observando podremos presentir. Pocas veces tiene es espectador la oportunidad de participar de forma tan activa en una obra.
La apuesta es tan radical que en ocasiones da la sensación de autolimitarse, pero cualquier apertura habría sido una concesión.
Liverpool es una experiencia. En el cine varias personas decidieron abandonar la sala.
Yo la habría visto dos veces.

Público

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