CINE: LLUVIA DE ALBONDIGAS de Phil Lord y Christopher Miller


El cine de animación ha avanzado en los últimos años hasta ocupar géneros hasta ahora ajenos: desde la sofisticada comedia francesa culinaria en Ratatouille al amor más romántico en algunos retazos de Up; así hay cintas de animación hiperrealistas, otras que reivindian el dibujo más clásico, otras de superheroes o aquellas que actualizan el modelo clásico hasta convertirse en un hilarante divertimento de adultos...
Pero ojo, había una asignatura pendiente : fuera de las florituras de Fantasía, no existía una película narrativa de animación surrealista.
Bueno, pues ya llegó, se llama Lluvia de Albóndigas y es genial.
Vamos a la base: partimos de una excelente colección de personajes absolutamente comprensibles y que no escapan de los modelos clásicos sino que, uno de sus aciertos para que todo sea reconocible, parecen inspirarse en ellos.
Tenemos al sabio despistado, a la patosa empollona, un padre único, un policia inolvidable,todos llenos de ternura, un alcalde inflable e incluso extras fantásticos como las ratas voladoras , el televisor cn mando a distancia o el locutor.
Desde ahí nace un argumento que haría las delicias de un Dalí, y es que no sólo lueven albóndigas sino también perritos calientes gigantes, muslos de pollo o pizza, asistimos además a un ciclón de spaghettis y a un amanecer de helado propio del mejor sueño infantil.
Y lo más importante: es capaz de llegar hasta el final, sin trampas, coherentemente y equiparándose a la mejor aventura de ciencia ficción.
Lluvia de Albondigas está además llena de gags inteligentes que la hacen divertidísima, y tiene las moralejas simples que deben destinarse a los niños : la ambición confunde, ser diferente es ser uno mismo ....
Que gozada, alquilen un niño o vayan a la sesión de noche, no se arrepentirán.
Público

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