Editorial Lumen
579 páginas
Parece ser que han pasado ya treinta años desde la publicación de El Nombre de la Rosa, una novela que supuso la irrupción en la narrativa del género de intriga histórica que posteriormente desarrollaron múltiples autores con mejor o peor fortuna.
En cualquier caso, y ciñéndonos a la producción de Eco, tengo que decir que aquella obra apasionante me parece una excepción:
Era una novela de género, escrita como tal y con su objetivo centrado en la narración.
A partir de ahí, en el resto de sus novelas, el narrador ha aparecido y se ha hecho omnipresente, a mi entender, molestando, evitando la fluidez de la trama y otorgándole un tono más preocupado en su propio protagonismo que en el lector.
En concreto, hay dos características que se repiten desde La Isla del Día Después a este Cementerio:
Una, el exceso de erudición, que más allá de mostrar la excelsa cultura de su autor, agota.
En segundo lugar, una ironía distanciadora que, personalmente, me impide tomarme en serio nada de lo que se me está contando, sin producirme tampoco un ápice de diversión.
Si a esto le sumamos las más de 500 páginas, lo cierto es que terminar esta novela para mi ha tenido su mérito.
Y no es que lo tratado no sea interesante, sino que creo que está destrozado .
Quizás la próxima vez que no me guste una novela deba de esperar un poco antes de hacer la entrada. Seguramente seré menos caústico. Sorry.
Público
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