Clive Owen. Carice Von Houen. Pilar López de Ayala
En tiempos de hemoglobina a raudales y de profusión de monstruos creados a través de efectos visuales cada vez más creativos, creo que la contención debería de verse como una virtud.
Cuando esta se aplica al género de terror, suele tener la capacidad de metarfosear el relato, acercándola más al cuento oscuro, donde no es tan importante el susto, hay cierta ingenuidad, y el miedo pierde su vertiente más terrorífica para convertirse en algo asumible.
Este es el caso de Intruders, que además basa su relato precisamente en los terrores infantiles, en las primeras pesadillas, su origen y su capacidad para convertir en real la fantasía.
El resultado quizás peque de una contención excesiva, tal vez se pueda echar de menos un mejor aprovechamiento de un material bueno ( supongo que algo, o mucho, tendrá que ver la mano de mi admirado Nicolás Casariego ), pero a mi esta película me cae simpática : me entretiene, no hay nada que me moleste, la sigo, está bien contada y consigue imágenes muy sugerentes.
Espero que, en su vocación internacional, tenga una buena carrera.
Público
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