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Detrás de este título tan sugerente ( parte de una preciosa cita de Kipling recogida en el inicio del libro ) se esconde una pequeña ( por tamaño ) novela histórica, centrada en un hecho tan poco conocido ( al menos para mi ) como es la breve visita de Miguel Angel a Constantinopla con el objetivo de diseñar un magnífico puente.
Tenemos por lo tanto, referencias a la Italia del Papa Julio II, el Imperio Otomano en su momento de mayor esplendor, y una de las personalidades más complejas de la historia, todo ello desde la perspectiva de lo real, lo soñado y lo creado.
Y lo que más sorprende de esta propuesta es lo depurado de su narración, su apuesta por lo esencial y, sobre todo, su ausencia de pinturas folclóricas que puedan enturbiarla.
El resultado no podía ser sino preciso, pero es además hermoso, lúcido y elegante.
Una pequeña sorpresa.
Público
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