NOVELA: MIL OTOÑOS de David Mitchell

Editorial Duomo
Colección Nefelibata
630 páginas

No sé si es que yo era más pequeño o si las novelas eran más grandes, pero recuerdo perfectamente aquellos tiempos en que la lectura era una apasionante aventura de entrar en otros mundos.
Eran los años de los grandes relatos, de las historias fastuosas, de los héroes inolvidables.
No es que haya perdido esa ilusión y ese disfrute, pero no hay muchas ocasiones en que tenga la sensación de entrar en un océano de historias.
Y sin embargo, sí lo he recuperado con este "novelón" en la mejor acepción de la palabra, este gran volumen , centrado en el Japón de finales del siglo XVIII y primeros del XIX, en la Compañía Holandesa, en los primeros escarceos británicos, en el choque de esas dos culturas tan diferentes.
Mitchell recurre a las dos tareas indispensables:
Que su historia incluya multitud de historias , que se ramifique y se vuelva a unir, que se ensanche y se estreche, que ambicione llegar al máximo.
Y que para ello, se apoye en una colección de personajes perfectamente creados y perfilados , cada uno con su pasado, con sus rasgos, con sus sentimientos y su protagonismo cuando ocupan su sitio en la narración
Pero además, Mil Otoños, aporta muchísimo más, en particular una visión precisa de la Historia, excelentemente documentada pero trasladada con una agilidad que no pesa en ningún momento, donde cualquier dato está al servicio del contar y no de alardes enciclopédicos.
Y también una capacidad maestra de dibujar los diálogos, en cualquier momento y nivel, como forma de avanzar.
Con todo ello, las seiscientas páginas se leen en una exhalación.
Mil Otoños es muy buena literatura. Pero para mi, sobre todo , es recobrar la ingenuidad donde el placer de la lectura era algo único.

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