NOVELA: LAGRIMAS EN LA LLUVIA de Rosa Montero

Seix Barral
476 páginas

Tengo una historia con Rosa Montero que me gusta mucho contar: en sus primeras novelas no me llenaba, me parecía artificiosa, decidí dejar de leerla. Pero... en una ocasión , volviendo de un viaje, me encontré en un aeropuerto sin lectura, y en el kiosco sólo El Corazón Del Tártaro, de esta autora.
Bien, dado que no es el libro que ahora quiero comentar, sólo diré que me vi totalmente atrapado, sobrecogido por la contundencia de la narración, por su fuerza y su crudeza alejada de todo morbo, su riesgo y su excelente resultado. Poco después, ya en el camino de la sorpresa, disfruté La Loca De La Casa, una suerte de colección de ensayos divertidos, lúcidos, vibrantes.
Y desde entonces respeto a Rosa Montero como una muy buena escritora y la sigo.
Así , me encuentro ahora con que, igual que fue coherente con la novela histórica en su estupendo Rey Transparente,  nos sumergimos en la ciencia ficción, con dos condicionantes previos : es un género que personalmente me gusta mucho, y Blade Runner, película a la que homenajea desde su título , es una de las razones por las que amo el cine.
Rosa Montero está dotada de una poderosa imaginación, algo fundamental aquí, que le permite crear un entorno perfecto y original y, sobre todo, una colección de personajes fascinantes, entre los que Bruna Husky viene a sumarse a su galería de mujeres fuertes y dolientes, una creación interior y exteriormente apabullante.
A efectos de desarrollo de la trama  imaginación se mezcla con oficio, y eso le permite rodear el hilo conductor con diversas derivaciones y no perderse en la habitual "conceptualización" de algunas novelas del género. Quizás pueda achacarse un final algo precipitado pero, hasta llegar ahí, se disfruta mucho, caminando entre incertidumbres.
Lagrimas En La Lluvia tiene aire y color de comic, y eso también hace que los sentimientos sean muy epidérmicos , que sea una novela que llega muy rapidamente y en la que no cuesta entrar.
Repito : la he disfrutado mucho y eso, creo, es lo primero que se le puede pedir a la buena literatura.
Quien me iba a decir que el kiosco del aeropuerto iba a regalarme tanto.

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