CINE: LA DAMA DE HIERRO de Phylida Lloyd

UK. 2011
Meryl Streep. Jim Broadbent

Está claro que cualquier biografía parte de la dificultad de resumir en un tiempo cinematográfico el tiempo de una vida, cuando además el personaje tiene el bagaje y el interés de Margaret Tatcher, la necesidad de selección y de encontrar el punto de vista adecuado, se convierte en algo imprescindible para el éxito de la empresa.
Y es aquí donde, a mi entender, esta película se equivoca desde el inicio.
El guión nos sitúa ante una MT anciana, dialogando con su esposo fallecido y afrontando la decrepitud física y mental, de alguna manera gran parte del metraje se localiza en esos momentos, momentos mucho menos interesantes que cualquier otro episodio en la vida de esta líder del siglo XX.
El resto se limita a saltos en el tiempo con recuerdos más o menos precisos de algunos momentos; no están mal presentados y la directora los mueve con agilidad, pero precisamente por eso, generan muchas más lagunas que información.
La Dama de Hierro es un pequeño conjunto de escenas que no nos ayuda nada a comprender a quien fue la primera mujer en dirigir un gobierno en Europa, sólo llegamos a presentir su lucha y, lo que es más importante, entendemos su dureza desde una posición que puede llegar a sonar a terquedad.Su lado humano se limita a un amor que no terminamos de conocer del todo.
No es que sea un mal retrato, es que es absolutamente incompleto, y sólo nos deja asomarnos desde lejos, dejándonos con ganas de mucho más.
De todas maneras, hay un pilar que consigue revalorizar la película y evitar su caída: Meryl Streep.
La que se ha convertido , merecidamente, en la actriz más premiada de la historia, atesora una carrera donde puede encontrarse de todo: dramas  musicales o comedias. Desde La Decisión de Sophie, demostró que es capaz de construir un personaje desapareciendo ella totalmente; a partir de ahí sólo ha habido logros. En La Dama de Hierro consigue otra de sus cimas, absolutamente perfecta en el retrato pero haciéndolo desde el interior, para que sea algo más que una copia, y fascinante en la ancianidad y el desconcierto.
Con ella es con quien pasamos los cien minutos de esta película, lo demás son , simplemente recortes.

Público

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