CINE: J: EDGAR de Clint Eastwood

USA. 2011
Leonardo Di Caprio. Naomi Wats. Judi Dench

Eastwood se ha convertido en los últimos años en un cronista implacable de Norteamérica.
Desde películas de marco histórico hasta diferentes visiones de sociedades tan como  Los Puentes de Madison o El Gran Torino, este cada vez mejor director, nos ha expuesto, siempre con cariño, los miedos y las inseguridades que anidan en el país más poderoso del mundo.
No es extraño por lo tanto, que finalmente se atreviese con una biografía que es un monumento al miedo, el que sirve de arma a su protagonista para sentirse un triunfador, como respuesta o forma de acallar sus propios terrores.
Si bien el film recorre con precisión, gracias a un guión excelente ,casi cincuenta años en la vida de los Estados Unidos y nada menos que siete presidentes, el centro de la narración es el totémico personaje central, retratado en la magnitud de sus capacidades y sus defectos, pero , a pesar de la dureza del dibujo, con cierta piedad, reconociendo en él, un monstruo creado por el tiempo y el entorno que le ha tocado vivir. Los atisbos de ternura que se le permiten, son una especie de redención de su continua y mal utilizada autoridad. La terrible escena en que intenta recuperar a su madre muerta, refleja un dolor que nos acerca a algo en principio tan lejano a él como la compasión.
A su alrededor se mueven diversos elementos que lo cierto es que no resultan más humanos. Como si todos ellos fuesen los habitantes de ese falso Camelot, castrados para la vida. Bailando alrededor de un hombre al que creyeron un Dios, aunque es dudoso que el mismo consiguiese engañarse.
Pero los logros de la película no acaban ahí. Es difícil trazar con tanta precisión y ,limitada a lo imprescindible, la compleja trama de espionaje que se llegó a componer, en aras de la protección de los ciudadanos, y creando una cárcel invisible para todos ellos. Difícil también esbozar con tan pocas pinceladas un cuadro que pueda transmitirnos un tiempo y un país.
El otro día, hablando de la fallida La Dama De Hierro , comentaba la decepción por el escaso interés de los episodios narrados. En este película ocurre exactamente lo contrario, y no por ello se pierde la dimensión íntima del personaje.
J. Edgar es una película muy ambiciosa, y personalmente creo que acierta en todos sus objetivos. A ello contribuye una interpretación total de Di Caprio, cada vez mejor actor y, como ya ha demostrado en Origen o en Shutter Island, capaz de soportar encima cualquier apuesta.

Público  

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