CINE: SHAME de Steve McQueen

UK.2011
Michael Fassbender. Carey Mulligan. James Badge Dale. Nicole Beharie

Cuando se ha escrito ya tanto sobre una película, uno puede hacer su propia lectura sin que nadie se sorprenda. Lo obvio ya está dicho, ahora toca mi interpretación personal, y lo cierto es que desde este blog no pretendo otra cosa que compartir mis sentimientos sobre las obras que comento.
Una vez aclarado esto, creo que Shame es una película sobre la soledad del hombre contemporáneo, más patente en el brillante escenario de una megaciudad:
Brandon es un adicto al sexo, pero sobre todo es un hombre sólo. Posiblemente un hombre, como todos, con sus miedos, y que ha creado con la soledad su fortaleza; pero una fortaleza tiene que tener algún punto de esparcimiento para llenar todo el tiempo con uno mismo sin llegar a odiarse por hartazgo, y es aquí donde el sexo, el placer inmediato y epidérmico, cobra todo su significado. Aunque esté lleno de tristeza como el excelente fondo musical se ocupa de apuntar. ¿ Como ha llegado hasta ahí? algunos atisbos que huyen del melodrama hablan de pasado. ¿ Es feliz? probablemente no, porque probablemente la felicidad no sea un concepto que conozca, pero sí se siente seguro.
Aun así, es difícil que ese universo artificial no se desestabilice, y en este caso, la ruptura llega por la aparición de otra soledad, la que representa su hermana Sissy. Por un lado porque le exige un contacto humano más cercano ( ¿  como fue de cercano ? no lo sabemos ) pero sobre todo, porque es una soledad totalmente opuesta a la suya: una soledad que no quiere serlo,una soledad dolorosa, consciente de su propia entidad y que parece mirar al mundo con toda su fragilidad y necesidad de auxilio.
El choque hace que el edificio, que parecía tan sólido se tambalee , saber si se derrumba o no, quizás para que algo renazca de sus cenizas, es algo que el director deja a elección del espectador.
Antes de concluir varios apuntes:
Me gusta mucho la caligrafía sofisticada y visual de McQueen; creo que no sólo es atrevido, conceptual y formalmente, sino que sabe contar sin necesidad de subrayados.
Con respecto a las interpretaciones, Carey Mulligan me gusta, pero , sobre todo, su interpretación de New York New York es inolvidable; y Fassbender, se convierte en la columna sobre la que se sostiene toda  la  construcción, y si lo hace con una solidez absoluta, no es sólo por su magnetismo, sino, sobre todo, por una mirada con la que consigue transmitir que es consciente del vacío.
Shame es una película que sólo podía ser dura y, posiblemente, sólo podía ser narrada así, sin excusas. El resultado es impactante, triste y único, pero siempre desde la certeza de que el mayor valor de su director es buscar el alma incluso en el interior de los monstruos. Probablemente en muchos aspectos nadie haya ido tan lejos, ni haya arriesgado tanto. El resultado compensa con creces la apuesta.

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