NOVELA: SUKKWAN ISLAND de David Vann

Ediciones Alfabia
210 páginas

Es difícil mezclar de una forma tan clara influencias tan dispares como Conrad y Poe, y si recordamos obras como El Corazón de las Tinieblas o El Gato Negro, podemos intuir que nos encontramos ante una novela oscura.
Aun así, es sorprendente la densidad y la, por llamarlo de algún modo, agresividad que el autor esgrime.
Esa dureza es todavía más terrible cuando la base inicial es la relación entre un padre e un hijo.
Un hijo, en la primera parte ( y para mi la mejor ) que ha accedido a aislarse con su progenitor en una isla , quizás para reencontrarse, tal vez simplemente para no dejarlo sólo, y que desde el inicio se ve atrapado por una naturaleza que le supera y por la incapacidad de establecer una relación cuando la distancia es tan grande.
Los dos personajes se descubren como dos extraños, en una situación extraña y claustrofóbica que sólo puede terminar en tragedia.
En la segunda parte cambia la perspectiva, ahora es Jim, el padre, quien se convierte en la voz, más bien en la mirada. Y tengo la sensación de que es cierta cercanía a la locura lo que hace que en algunos momentos me suene artificial.
Creo que Sukkwan Island es sin duda una buena novela, atrevida, que nos ofrece una perspectiva nada complaciente sobre las líneas de conducta que implica la parternidad, la falsedad de algunos lugares comunes, los desequilibrios en las relaciones que se suponen cercanas y tienen un sustrato de soledad...
Aun así, también tengo que decir que no es una novela que me haya gustado; no he conseguido evitar una sensación de incomodidad constante, cierta molestia en la deriva, en los diferentes saltos.
Sin embargo, hablamos de una obra reconocida internacionalmente, con carácter de acontecimiento, con lo que, posiblemente, lo mejor es que nadie me haga caso.

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