TEATRO: VIEJOS TIEMPOS de Harold Pinter

Director. Ricardo Moya
Enma Suarez . Jose Luís García Pérez. Ariadna Gil

Los textos de Pinter , en apariencia puros en la palabra , navegan a mi entender entre dos posibles lecturas : una realista y otra conceptual.
La intromisión de esta última acepción , lleva a que , en muchas ocasiones , se roce un absurdo que es más sorprendente por cuanto se enmarca en ámbitos cotidianos, en un vivir cada día donde, los grandes temas se encuentran agazapados entre diálogos a veces en apariencia insustanciales.
Una de las razones que le hace único es su capacidad para , dentro de esa ligereza, construir armazones potentes donde posiblemente nada sobra.
También tiene la consecuencia de que siempre tengamos la sensación de que algo se nos escapa o de que no tenemos toda la información necesaria para dilucidar lo que está pasando.
Son verdaderos ejercicios intelectuales , un mundo en el que en ocasiones cuesta entrar pero que siempre termina atrapándonos de forma hipnótica y a las que se agradece su brevedad.
En Viejos Tiempos nos encontramos con un matrimonio, retirado a una vida plácida en el campo, a quien acude a visitar una antigua amiga de la esposa a la que no ha visto durante veinte años. A partir de ahí parece sucederse un extraño combate por la posesión de un ser humano, con dos contendientes que se reconocen como tales desde el primer momento. No hay espadas afiladas sino verdaderas cargas de profundidad.
Pero también podría ser la historia de un matrimonio hastiado y un personaje inexistente que no es sino el recuerdo de un pasado en que fueron diferentes , y que crea muchas dudas sobre , como dice uno de ellos "si aquello que sucedió, sucedió simplemente porque yo lo recuerdo, aunque no haya existido en verdad"; entramos entonces en el mundo de los anhelos y las pérdidas.
Moya, como director, opta por una representación limpia, donde no hacen falta simbolismos, sino dejar que el texto fluya con claridad.
A ello contribuyen tres actores muy bien escogidos en los tipos que representan : el roce machista de García Pérez, la languidez de Gil generadora de deseos y una Enma Suarez, siempre perfecta y que aquí se descubre capaz de crear un modelo sofisticado y tramposo.
Viejos Tiempos es un texto que posiblemente habría que repetir muchas veces y que en cada una nos permitiría una lectura diferente . Aquí el Teatro Español nos ofrece un valioso espectáculo para recuperar a uno de los autores claves del Siglo XX, resucitado gracias a ese Nobel tan tardío. Ya un clásico.

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