CINE: THE DEEP BLUE SEA de Terence Davies

UK 2011
Rachel Weisz. Tom Hiddleston. Simon Russell Beale. Anne Mitchell. Karl Jonhson

El melodrama es un género por si mismo, tanto en cine como en literatura o en teatro. Probablemente su diferencia con la tragedia, es que en esta última existe influencia externa de fuerzas incontrolables ( llamémosle los dioses o el destino o la suerte ) mientras que el melodrama ocurre simplemente dirigido por el comportamiento humano, algo que posiblemente le otorga cierto punto patético.
The Deep Blue Sea se basa en una melodramática obra teatral de Terence Ratigan, y su director deja claro en cada plano, que su vocación es realizar con ese material un melodrama de regusto clásico, sino antiguo, en factura y contenido.
De su origen literario toma una excelente creación de personajes, unos largos muy buenos y precisos diálogos que se van situando en puntos estratégicos de la narración y alguna escena que, aunque visual, a mi me deja un regusto a prosa, como el círculo que se crea entre el principio y el fin de la cinta con la imagen de la mujer en la ventana.
Pero es cine.
Y desde el cine, el director aporta una deconstrucción del tempo narrativo perfectamente estructurada, así como una colección de imágenes en movimiento en las que navega su protagonista entre los bloques de diálogos antes citados.
Creo que es en esas pausas donde The Deep Blue Sea adquiere su verdadera personalidad, y es que utilizando aquellas herramientas que siempre han sido importantes en el género, como una fotografía maravillosa entre la niebla y la precisión capaz de presentir una lágrima, entre las luces y las sombras, y una música que es un protagonista más de la historia, tanto cuando con furia pretende rebelarse contra la dureza de los sentimientos, como en los interludios cantados que parecen remitir a un tiempo en que la guerra no había dejado sus heridas; utilizando, digo, estas herramientas, Davies es capaz de crear un cuadro interior en movimiento que parece navegar entre el sueño y la realidad, por el desconcertante camino del deseo; en este sentido, los primeros quince minutos, sin apenas palabras pero con la capacidad de situarnos en el corazón de la historia, son modélicos.
Por otro lado, en el melodrama siempre han tenido un peso especial las mujeres. En este, a pesar de que la interpretación de todos es perfecta, destaca Weisz, verdadera espina dorsal del relato, una actriz que no sólo es hermosa sino capaz de transmitir con una mirada, su elección es otro de los aciertos de la cinta.
The Deep Blue Sea es una película bellísima, más que un ejercicio de estilo, una apuesta por hacer cine de un género que puede parecer antiguo pero demostrando que nada merece el olvido si se hace con arte, sensibilidad e inteligencia.
Una historia muy bien contada.
Una última pregunta ¿ porque una joya así tarda tanto en estrenarse?

Público

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