CINE: THE MASTER de Paul Thomas Anderson

USA 2012
Joaquín Phoenix. Phillip Seymour Hoffman. Amy Adams. Laura Dern

En su estreno en el Festival de Cine de Berlín, The Master obtuvo el aplauso casi unánime de la crítica, además de los premios a mejor director y mejor interpretación masculina.
Su carrera americana, desigual, pero generalmente positiva en valoraciones ( referencia www.metacritic.com ), culminó sin embargo con su ausencia en las nominaciones de Mejor Película y Mejor Director en los Oscar, algo que se daba por hecho.
Con su llegada a España, aquí parece abrirse aun más la brecha: gente que la adora y otros que la encuentran insoportable. Entre estos últimos, algunos de cuyo criterio me fío.
Con esta introducción, y partiendo de que personalmente The Master me parece una obra maestra, grande, quiero decir que , una vez más, situaciones así deben de invitarnos a asumir que las opiniones son , gracias a Dios, algo plural y subjetivo, que existen pocas certezas absolutas y ayudarnos a recuperar expresiones tan inteligentes como "yo creo".
Bien, pero este no es un blog sobre la critica, ni siquiera de crítica, sino un lugar de comentarios, por supuesto subjetivos, sobre obras ajenas.
Vayamos con la última película de Thomas Anderson:
Como introducción, me gustaría unir esta cinta con su anterior trabajo, Pozos de Ambición, por el hecho de que ambas tienen su ancla en la historia de América, de ese vasto país llamado desde entonces ya a convertirse en la primera potencia mundial.
Muchas veces, desde la vieja y algo despectiva Europa, se ha argumentado que los Estados Unidos carecen de Historia con mayúsculas, una apreciación gratuita y de una soberbia ridícula. Y es el cine, y los grandes directores entre los que podemos enmarcar ya a Anderson, quienes en muchas ocasiones se han ocupado de contárnosla.
Volvamos al díptico formado por Pozos de Ambición y The Master:
En la primera, partíamos de una sociedad en crecimiento, desarrollando un modelo capitalista que va creando sus propias heridas por el camino; en la segunda, sin embargo partimos del dolor. Freddie  simboliza en forma extrema una sociedad que, tras la Segunda Guerra Mundial y en un aparente periodo de  felicidad casi infantil ( que bien lo simbolizan los retratados por su cámara en los grandes almacenes ), esconde traumas difíciles de superar, algunos sin duda frutos de la contienda pero otros, larvados desde  mucho tiempo antes, como el alcoholismo del padre o la locura de la madre.
Ese paisaje desolador, es un excelente caldo de cultivo para el nacimiento de falsos profetas, de falsas religiones, de negocios que comercian con la inseguridad del ser humano, creando paraísos difíciles de creer pero que arraigan en la necesidad.
Thomas Anderson escribe un guión donde caben las dudas y las certezas, pero sobre todo, caben los personajes.
Y es que creo que la principal herramienta que siempre utiliza como escritor y director, es la creación de unos personajes que son el verdadero motor de lo que sucede, enteros y veraces, y con ellos, es capaz de trasladar cualquier rincón de la mente humana. Con todos los matices que pueden existir en la realidad.
Esa definición permite múltiples relaciones; en apariencia la principal es la de dependencia entre maestro y protegido, pero no es esta plana, sino que es capaz de mostrar todas las esquinas posibles, entre la racionalidad y la animalidad, entre la atracción y el rechazo. A su alrededor muchas otras, y es que cada uno de los personajes se encuentra atado a los demás y al mundo por sus propias redes.
La riqueza psicológica es apabullante, llena de giros y detalles, pero me sorprende, y es otro de los logros de su director, la claridad con la que nos llega, en ocasiones de una forma sutil y otras agresiva, pero siempre horrorosamente transparente.
Quizás esto es lo que hace que The Master sea una película incómoda, su reflejo desnudo del alma, y quizás también el camino interior que elige, esos primeros planos que se comen la pantalla, ese contar a través de los ojos, ese tener siempre a esos perdedores ( o ganadores ) a dos centímetros.
Hay que ser muy buen actor para soportar una interpretación así, aquí no puede pedirse más: desde el silencio de Adams a la creación brutal de Phoenix ( que paradógicamente me recuerda a Daniel Day Lewis  en su capacidad de posesión del personaje )  pasando por la sabiduría de Seymour Hoffman ( ¿porque se considera su papel secundario a la hora de lasnominaciones? ), hasta la pequeña participación de Laura Dern que sirve para que la añoremos en protagonistas.
Estéticamente, la película bebe de los clásicos del cine americano, eso sí, coloreada con una constante presencia musical que convierte la textura en tan inquietante y desasosegadora como el contenido.
En fin, de verdad siento que mucha gente no haya podido disfrutarla, para mi es una obra que retoma las grandes epopeyas americanas al tiempo que es grande cinematográficamente. Pero , repito, es, sólo , mi opinión.

Público


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