NOVELA: VOLVER de Toni Morrison

Lumen
167 páginas
Disponible en Kindle

Toni Morrison ha construido y sigue construyendo la memoria de la raza negra en los Estados Unidos.
Desde épocas pretéritas, en el seno de la esclavitud, nos enfrentó a través de obras maestras como Beloved o La Canción de Solomon, a una cultura ancestral, rica y orgullosa que contaba con su propia mitología para sobrevivir en las circunstancias más inhumanas.
Y en el último siglo, cuando a pesar de haber cambiado el marco legislativo, han existido todavía décadas de crueldad.
En los últimos tiempos, son las suyas pequeñas novelas que en ningún caso carecen por ello de fuerza y de poesía.
En este caso, su protagonista es un joven que recorre el espacio que le lleva desde un sanatorio psiquiátrico al rescate de su hermana y, finalmente, al pasado.
En ese trayecto, conocemos su memoria de soldado en Corea, de niño rodeado por la crueldad,  de amante incapaz de amar, al tiempo que conocemos a una galería de personajes secundarios que, como en todas las obras de su autora, son un perfecto reflejo de una sociedad plural, desconcertada y dolorida, pero también muy capaz de la bondad. Una vez más, el hilo conductor abre ventanas y nos asoma a ellas antes de retornar al camino.
Aunque Morrison basa sus obras en la comunidad negra, como ya he dicho anteriormente, no existe proselitismo, ni falsa piedad. Ellos son muchas veces sus propios verdugos, y en ningún caso  pretende que el entorno justifique sus pecados. Aun así, el racismo está siempre presente, desde la Historia, como una lacra escrita en piedra, capaz de manifestarse en formas sutiles o terriblemente absolutas.
La prosa de esta autora no estaba lejos del realismo mágico, quizás con componentes que inclinaban la balanza más hacia el lado realista; tengo la sensación de que en las últimas novelas, el lado onírico, que alcanzó su máximo exponente en Beloved, se ha estilizado, quedando como un hilo apenas perceptible pero capaz de dotar al conjunto de una extraña belleza oscura.
Es desde ahí, desde donde Morrison dota a sus personajes de un aliento casi mítico, quizás su último regalo, convirtiéndoles en únicos. Otorgándoles finalmente un lugar en la Historia, al que tienen el mismo derecho que cualquier ser humano.
Así, los personajes de volver regresan y encuentras, en esa especie de exorcismo, el descanso, un descanso que les permitirá afrontar sus propios errores con la compasión que sean capaces de dar a los de los demás, fuera de venganzas.    
El resultado es otra de sus piezas que, a pesar de su corta longitud pueden abarcar un mundo. Una más de las que nos refuerzan en el convencimiento de que este Premio Nobel fue de los más merecidos de la historia de dichos galardones.

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