CINE: BARBARA de Christian Petzold

Alemania 2012
Nina Hoss. Ronald Zehrfeld. Rainer Bock

El tiempo pasa sin que apenas nos demos cuenta, y así nos encontramos sorprendidos al descubrir que acontecimientos que se han desarrollado durante nuestra propia vida, ya han pasado a formar parte de la Historia.
La caída del Muro de Berlín marcó un antes y un después en una Europa dividida en dos y en un paisaje ideológico en el que era imposible dejar avanzar al progreso.
Pero no hace tanto.
Y en aquellos tiempos cercanos, existían regímenes políticos en los que el individuo vivía cercenado por el miedo, sometido a una situación policial en la que expresar un mero sentimiento podía convertirse en una condena, obligado a abrir su casa e incluso su cuerpo cuando ciertos personajes se lo requiriesen..
Bárbara es una mujer que habita ese escenario.
Poco se nos cuenta de ella, pero llegamos a saber mucho.
En principio es sólo una doctora que está siendo castigada con su traslado a provincias y el sometimiento a una vigilancia perpetua y humillante.
A medida que avanza la narración, conocemos su orgullo que le ayuda a afrontar el miedo, su valentía en tiempos difíciles, sobre todo su amor y su respeto a su profesión y a lo que implica en entrega a los demás ( ¿ no pega un giro la relación con su amante cuando este le propone que en la escapada vivan gracias a su dinero?), también una necesidad escondida de ser frágil, de sentirse protegida, de sonreír.
Hay mucho de podrido alrededor, que gráfico el pasaje de las dos mujeres en la habitación de hotel, pero en esa podredumbre, Bárbara se mantiene con su elegancia y su especial belleza, gracias a la interpretación y a los rasgos de Nina Hoss.
Quizás por la serenidad ( lo siento, no puedo llamarle frialdad como he leído en algunas críticas ) de la mirada de su director, sorprende que finalmente la película se convierta en una historia de amor, o más bien, nos descubra en el último giro que eso es lo que ha sido.
Me gusta pensar que lo que nos quiere contar el autor es que incluso en situaciones de opresión, de manifiesta injusticia, el ser humano es capaz de dar a luz a una relación pura, que el amor como expresión de lo mejor que tenemos en nuestro interior, es algo tan fuerte que incluso en cualquier carcel es capaz de germinar y dar fruto.
Personalmente creo que en la decisión de Bárbara hay mucho más, fundamentalmente un extraño amor a la vida y un deseo de afrontarla, no huir; no sé porqué pero tengo la sensación de que saldrá vencedora, quizás porque se lo deseo de todo corazón.
Muy buena película, por cierto.

Público

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