TEATRO: EL REGIMEN DEL PIENSO de Eusebio Calonge

Compañía La Zaranda
Director - Paco de la Zaranda
Intérpretes - Luis Enrique bustos. Gaspar Campuzano. Francisco Sánchez. Javier Semprún

Pocas obras hoy día tan pegadas a la realidad como este Régimen del Pienso.
Y al mismo tiempo, sin perder su carácter universal.
Lamentablemente, la alienación del trabajador y la capacidad del ser humano de plegarse a aquello que le hace más cercano a los animales, es algo que existe desde que existe el mundo.
Es esta la base de las revoluciones.
Efectivamente, muy de actualidad.
En este caso, Eusebio Calonge nos ofrece como texto una fábula oscura, una parábola dolorosa, la de cuatro trabajadores perdidos en el vacío de sus tareas y sus principios, la de aquel que con dolor descubre la verdad; en un inteligente paralelismo, lo funde con una situación de epidemia porcina que recalca, como antes hemos dicho ya, el sustrato animal como el único resto que queda de aquellas personas que deciden acomodarse a lo que sea y renuncian a sus propios valores.
Es un texto depurado, de una extraña belleza y una poesía que bascula entre la melancolía y la cacofonía.
Y es un texto también brutal ( extraña mezcla ) que bebe del esperpento y la farsa, por cuanto no es que nos haga reír con algo en principio dramático, es que nos obliga a ello con agresividad, como forma de no dejarnos olvidar que todos podemos ser parte de aquellos que, parece que cuando lo vemos en un escenario, nos causa pavor.
La Zaranda es una de las compañías de siempre, de esas que parecen haber centrado  la génesis de su gramática teatral en la creación desde los condicionantes más extremos; su limitación de medios y su necesidad de movimientos, por la pluralidad de escenas que producen, requieren una creatividad absoluta, siempre teniendo claro que no les importa que se vea la tramoya, que es teatro, que no pretende engañar.
En el espectáculo que nos ocupa, no sólo estamos en las diferentes plantas de un edificio de oficinas, también en un hospital, una sala de autopsias y, por supuesto, unas pocilgas.
Todo ello, sólo con unas estanterías metálicas, unos cables, algún elemento más y, por supuesto, cuatro flexos fantásticamente utilizados.
¿ El resultado ? un ritmo frenético, una creación continua, escenas absolutamente sorprendentes por logradas como por ejemplo las que responden al empleado perdido en los pasillos, las puertas giratorias etc
Claro, que para ello, hacía falta cuatro actores capaces de fundirse con el proyecto y convertirse en una herramienta más de conexión con el público. Y una iluminación que no está lejos de Goya.
Julio suele ser un mes de fin de temporada; es raro encontrar obras tan comprometidas y sorprendentes . Un regalo, por lo tanto. En la temporada próxima del CDN no está prevista la reposición. Espero que alguien le ofrezca espacio . Ha estado poco tiempo.
También espero que no olviden los Max y otros premios. Es un espectáculo impecable.

Público

Comentarios