CINE: LA ESPUMA DE LOS DIAS de Michel Gondry

Francia/ Bélgica 2013
Audrey Tautou. Romain Duris. Omar Sy. Gad Elmaleh. Aissa Maiga. Charlotte Le Bon. Sacha Bourdo. Philippe Torreton. Vincent Rottiers

La primera película que vi de Gondry era ¡Olvídate de mi!, una producción claramente americana, con un guión excelente , que conseguía un producto algo atípico dentro del catálogo de los estudios. Personalmente me pareció una obra maestra, llena de hallazgos visuales.
Después , en Europa, rodó La ciencia del sueño. Si bien seguía adscrito al género fantástico, había ciertas variaciones con respecto a la cinta anterior: lo fantástico se escoraba un poco hacia el surrealismo, y la producción de estudio dejaba paso una artesanía encantadoramente ingenua. Por lo que respecta al resultado, siendo un producto valorable, me daba la sensación de que adolecía de cierta artificialidad impostada donde debería de haberse encontrado poesía.
La Espuma de los Días es una bellísima novela de un genio literario del surrealismo como es Boris Vian; un Love Story donde el cáncer se sustituye por algo tan evocador como el nacimiento de un nenúfar en  un pulmón y donde la metáfora de la pérdida tiñe sus páginas de tristeza ,creando imágenes tan fascinantes como inteligentes.
No era fácil adaptarla al cine, hacer que esas imágenes literarias que siempre cuentan con la flexibilidad del lector, se convirtiesen en imágenes únicas que deberían encontrar correspondencia en todos los conocedores del original y encandilar a aquellos que desconocían la novela. Además el surrealismo en el cine no cuenta con muchos éxitos.
En cualquier caso, cuando me enteré que era Gondry el director, me produjo cierta tranquilidad y expectativa. O debería decir esperanza.
Y salgo de verla, convencido de que ha pasado la prueba, la difícil prueba, con holgura.
En primer lugar, recurre a una dirección artística que consigue recrear el mundo de Vian desde el humor, la imaginación y la ingenuidad; de nuevo nos encontramos con el Gondry artesano, al que no le importa que se vea el disfraz del ratón pero que es capaz de mezclar la estética del comic y la del cuento colorista. En la primera parte, que consigue dotar de un encanto dulzón, como de algodón de azucár, la única pega es que hay en planos que me molesta la sensación de no ser capaz de captar todas las ideas que aparecen en pantalla. El movimiento es como un baile constante, como el de un extraño parque de atracciones.
Luego, consciente de la importancia de la imagen siempre en el cine, pero más en casos como este, utiliza la misma como acompañamiento de la narración, virando el color hacia la oscuridad ,que termina en un adecuadísimo blanco y negro y reduciendo el foco para rodearlo de un aureola de sombra que recuerda casi al gótico y por supuesto a los orígenes del séptimo arte. Recurso efectivo y de alguna forma hermoso.
Con respecto al interior, a la historia de estos dos amantes y sus amigos, no se confunde buscando trascendencias , sino que simplemente lo cuenta como un pequeño poema, un cuento ligero, y así nos llega, con esa levedad.
Estoy convencido de que existirían otras posibles formas de trasladar esta novela, quizás algunas mejores, pero esta no desmerece en nada su referente literario. Además, consigue algo muy difícil en estos casos y es un equilibrio constante entre la forma y el contenido, que en ningún caso se ve enterrado bajo la desbordante creatividad.
He disfrutado con La Espuma de los Días, y sobre todo, he recuperado a Gondry como un cineasta muy interesante, capaz de moverse en universos ficticios, de crearlos y de hacérnoslos habitar, pero no desde el referente de la ciencia ficción sino, nada menos, que desde el de la poesía.

Público

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