TEATRO: EL DICCIONARIO de Manuel Calzada Pérez


Director- José Carlos Plaza
Vicky Peña. Helio Pedregal. Lander Iglesias

Para mi María Moliner era hasta ahora un personaje inexistente.
Sabía, como todo el mundo, que existía un diccionario con su nombre, pero me sonaba igual que, por ejemplo, los cuentos de Calleja.
Craso error.
Gracias a esta obra de Manuel Calzada Pérez, me entero de que María Moliner fue una mujer republicana, comprometida con la cultura, represaliada por el franquismo, profundamente humana, de una inteligencia preclara, precisa y constante hasta la extenuación. También que ese diccionario fue un empeño totémico para esa persona y en las circunstancias en que fue escrito, que la llevó a las puertas de ser académica de la lengua. Y que vivió una hermosa historia de amor y admiración.
También llego a conocer que el destino, en una broma cruel para una mujer para quien la precisión de la palabra era la herramienta y el arma más importante, le regaló una demencia senil, privándola así de terminar sus días en un mundo, en un país, que comenzaba a ser diferente.
Como cualquier biografía teatral, la obra parte del problema de condensar una vida o sus hechos más relevantes en un tiempo prudencial para las tablas. El autor elige situarse cerca del final, en el momento en que el doctor anuncia a María su enfermedad.
A partir de ahí se sucederán, como pequeñas estampas, los recuerdos de su existencia.
La estructura juega con dos técnicas que encajan a la perfección: por un lado , la ya conocida de enfrentar en un diálogo interrumpido a dos personajes en principio antagónicos pero que terminan comprendiéndose, por otro, los saltos en el tiempo en forma de pequeñas viñetas que van dibujando la vida del matrimonio. Nada nuevo, y quizás pueda discutirse alguno de los momentos en que se introducen ciertos recuerdos , como de forma aleatoria, pero esto último es aceptable si utilizamos de referencia la mente de la protagonista en un momento en que comenzaba a moverse en el desorden. Por otro lado, está muy bien escrito, con mucha limpieza , y consigue momentos de honda emoción , así como trasladarnos el tesón y el afán de superación de esta mujer y, sobre todo, una hermosisima historia de amor.
La puesta en escena, quizás un poco antigua, se mueve en un plano abstracto, en cualquier caso funciona con agilidad.
Pero el principal valor de El Diccionario, está sin duda en una actriz sublime, Vicky Peña; quizás habría otras capaces de interpretar a este personaje, pero ahora es imposible imaginárselo en otra piel. Ella es María Moliner, esa mujer entrañable, lúcida, con gran sentido del humor, capaz de no sentirse humillada en la derrota y de zurzir calcetines y hablar de la palabra "libertad" con la misma naturalidad. Cada gesto, cada entonación, cada paso, son ella. La Peña nos ha regalado ya muchas creaciones únicas, pero parece empeñada en seguir sorprendiéndonos siempre. Es grande.
Sólo por ella ya merecería la pena acercarse al Teatro Abadía.
Pero El Diccionario nos da más, muchísimo más.

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