NOTA: ADIOS A AMPARO RIVELLES

Se ha ido.
No nos confundamos: no se ha ido una actriz de otros tiempos. Aunque muchos jóvenes no la recuerden.
Se ha ido una de las GRANDES.
Todavía recuerdo conocer su arte en El caso de la mujer asesinadita de Mihura, uno de sus primeros regalos al público español tras volver de Méjico.
No la olvidará cualquiera que la haya visto alguna vez . Yo en Hay que deshacer la casa, Rosas de otoño ,El abanico de Lady Windermer, Los padres terribles... O en el maravilloso recitado con Adolfo Marsillach y María Jesús Valdés que bajo el título, Una noche con los clásicos, nos llevó de viaje por la poesía de nuestro Siglo de Oro.
Una mujer que debería haber estado cada temporada en un proyecto, que ella convertiría en único. 
El cine la llamó poco en su madurez. Pero le regaló un Goya a la Mejor Actriz en su primera convocatoria. 
Basta retomar Los gozos y las sombras para saber de lo que era capaz.
Dama.
De una casta de la que en España teníamos, tenemos, colección.
Nunca hubo una nube sobre su cabeza, nunca una mala palabra sobre su comportamiento, nunca algo que no fuese una sonrisa elegante y generosa.
Ya sólo nos queda su recuerdo y su belleza. Y anhelarla en tantos personajes que ya no tendrán la suerte de encarnarse en su sabiduría.

Público   

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