CINE: LE WEEK- END de Roger Mitchell

UK. 2013
Jim Broadbent. Lindsay Duncan. Jeff Goldblum

Hanif Kureishi fue un escritor rompedor, tanto en sus primeras novelas, en especial El buda de los suburbios, como en los guiones que escribió para Stephen Frears, como Mi hermosa lavandería o Sammy y Rosie se lo montan ( horrible título español ).
A no pocos les escandalizó su falta de inhibición, su realismo nunca exento de un humor que lo hacía aun más agresivo, la naturalidad con la que aceptaba los nuevos modelos de vida.
Creció. Y siguió escribiendo.
Siempre libros maravillosos, bien en forma de novelas bien de relatos. Pero tengo la sensación de que, si bien sus primeras obras respondían a una juventud rabiosa, esa sinceridad, esa capacidad para desnudarse ( o esa necesidad, tal vez ) nunca le abandonó.
Así, Kureishi se convirtió en un cronista del paso del tiempo, desde algo parecido al desengaño, desde la necesidad de asumir que las cosas al final no siempre han llegado a ser como las soñábamos, que el País de Nunca Jamás termina pronto y, cuando se desliza su decorado, detrás está el mundo.
No es grave. Vivir no es grave. Pero , por mucha ternura que destile hacia sus personajes y asumiendo el hecho de que la amargura nunca está entre los colores de su paleta, en ocasiones es difícil evitar, sino la tristeza, sí la melancolía.
Por todo lo dicho, no me extraña leer que Hanif Kureishi es con Roger Mitchell el artífice de este guión, donde una pareja viaja un fin de semana a París para celebrar su treinta aniversario de boda, pero también, y sobre todo, para intentar descubrir que es lo que queda del amor.
Como siempre, sus personajes se mueven en un nivel intelectual que, en ocasiones, no les facilita el encontrarse con soltura en la realidad, y que hace que el anhelo de ese mundo diferente, aquel que era necesario cambiar, sea mayor, que exista más sensación de fracaso. Pero al final siempre hay tiempo para recordarnos que somos humanos, y que esa humanidad que en ocasiones nos lleva a sufrir, es también la que hace que ocurra algo tan maravilloso como que lata nuestro corazón.
Dos actores aceptan estos personajes dando el cien por cien. Broadbent es ese tipo simpático que hemos visto mil veces y siempre bien; la también estupenda Lindsay Duncan, es conocida sobre todo en teatro, para los curiosos decir que fue quien estrenó en Londres Las amistades peligrosas; yo tuve la suerte de verla en La gata sobre el tejado de zinc en el National Theatre.
¿Y el resultado final?
Soy consciente de que apenas he dado mi opinión sobre Le week-end; pues bien, no me resulta fácil porque lo cierto es que creo que tiene muchos valores, pero echo en falta la profundidad que le hubiesen dado las páginas y que aquí me parece que termina adoleciendo de un esquematismo necesario , eso sí, con momentos fantásticos, pero otros en exceso artificiales, y donde en ocasiones el diálogo hubiese sido mejor sustituido por la mirada en silencio y algo de reflexión.
El problema es que en general es bonita, simpática, agradable, y tiene una última escena de la que es difícil salir sin una sonrisa.
Por eso... no me hagáis caso ( si alguien pensaba hacerlo ), seguramente muchos más coincidiréis con la crítica que ha alabado la cinta que conmigo.

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