NOVELA: VERANO TARDIO de Adalbert Stifter

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896 páginas

Se puede hacer amigos sin conocerse ; intercambiando libros , que a fin de cuentas es como compartir experiencias , es una de las formas más sanas y recomendables.
Yo tengo la suerte de tener una buena amiga que , además de ser la madre de otra buena amiga ( esta , sí, conocida ) parece ser una infatigable lectora y con una sensibilidad exquisita.
Si no fuese por ella, nunca me habría asomado a esta larguísima novela, a este viaje interior desde la observación del mundo, a esta obra que , (tengo la sensación de que va ser difícil entenderme , pero por intentarlo... ) más que leerse , se observa como quien observa un cuadro o una escultura.
Estamos en Austria, alrededor de 1850, un periodo de calma donde el ser humano intenta , en la medida en que su situación social se lo permite , entender el mundo y paladearlo.
Ahí, parece ser , nace esta obra , de un escritor no demasiado conocido, considerado en su momento monótono e idílico ( en la peor acepción de la palabra ) pero que posteriormente recibió las alabanzas de autores tan dispares como Kafka y Kundera.
Verano Tardío es una novela que narra , traslada a la percepción, su tiempo , pero lo hace desde la oposición a los géneros literarios que estaban entonces en boga. Así, en sus páginas , se plasma de una forma sencilla pero contundente , serena y firme, el devenir diario de una sociedad con pocas preocupaciones más importantes que el debatir sobre el sentido del arte o contemplar como la luz del atardecer afecta a la nitidez de un paisaje. Es pequeña la anécdota que, si bien se viste también de los ropajes de la época , no deja de traslucir la artificialidad de unas vidas necesitadas de contenido. Transitar por estas páginas es como contemplar un tiempo estanco, necesitado de agitación , en vías de desaparición , pero al que no podemos calificar de inútil dado que , y ese es otro de los grandes valores de esta novela, derrocha sabiduría en muchas de sus apreciaciones , como si el recorrido a la madurez fuese también un recorrido hacia la fusión entre el ser humano y la naturaleza , que ( nosotros lo sabemos ahora, ellos no ) no tardaría en violentarse.
Leo Verano Tardío por lo tanto, con cierto sabor a elegía, a un tiempo pasado, del que deberíamos haber conservado cierta lentitud, cierta capacidad de reflexión, cierto poso del tiempo. Y del que, sin embargo, tengo la sensación de que ha quedado muy poco.
Es sin duda una obra única , un referente en la literatura , en la crónica social y en esa forma de ver la historia desde las pequeñar cosas , desde los movimientos casi imperceptibles. Porque , como decía antes , Stifter opta por evitar el desaforado romanticismo y el folletín entonces habitual , para moverse en la naturalidad de lo cotidiano.
La serenidad que transmite tiene mucho de bálsamo.
Leo que su autor , y esta es quizás una nube en la conclusión de la lectura, decidió suicidarse al final de sus días. Tal vez por conocer o atisbar que , aquello que había escrito no era tanto un retrato como un sueño, o que , en cualquier caso, la realidad y el paso del tiempo, no tardaría mucho tiempo en borrarle los colores.

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