CINE: THE GRANDMASTER de Wong Kar-Wai

China 2013
Tony Leung. Zhang Ziyi

Nadie puede dudar a estas alturas, sobre todo desde In The Mood of Love, que Kar- Wai es el cineasta de la melancolía, de la pérdida del amor no correspondido, de esa tristeza ligera que no proviene del drama sino de la ausencia.
No es la primera vez que se ocupa de las artes marciales; ya lo hizo en aquella joya extraña que se llamaba Ashes of Time.
Aquí sin embargo, parece que ya se ha empapado de un estilo diferente y de otra forma de contar, Porque es difícil distinguir si The Grandmaster es una historia de artes marciales o un paseo por el romanticismo exacerbado, o ambas cosas a la vez.
Además, en este caso hay algo más: tengo la sensación de que la melancolía está también teñida de la nostalgia hacia una época que ya se ha perdido, en la que la forma de luchar era también un arte que tenía mucho que ver con la nobleza del espíritu.
Sobre el papel, el director afronta la narración de la biografía de Ip Man, una leyenda en China, y sin embargo, la cinta comienza cuando este ya tiene cuarenta años, y lo convierte en un personaje más de la narración. Lo que verdaderamente parece interesarle es su presencia y su mirada, para llegar así a su corazón.
Estéticamente, no puede sorprendernos la belleza de las imágenes, carta de presentación de su autor, ni que por ello, la coreografía de las luchas sea impresionante; pero sí es de destacar la sublimación de la imagen del melodrama, donde el precioso rostro de Ziyi, mezclado con la nieve y la distancia, llegan a configurar unas imágenes tan hermosas que la tristeza se hace física y casi duele.
Narrativamente, Won Kar- wai tampoco ha sido nunca sencillo. Tendente a la deconstrucción, puede llegar a confundir. En este caso, me pierdo con el hecho de saber que existan varios montajes y no sé si es achacable a ello la existencia de alguna disgresión no del todo encajada como el personaje del Navaja.
En cualquier caso, eso no empaña un fresco único, como ya he dicho muy hermoso y, lo repito, muy triste.
Sí, quizás sea el mejor cineasta para retratar la tristeza.

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