NOVELA: LOS BIENES DE ESTE MUNDO de Irene Nemirovsky

Salamandra
233 páginas
También disponible en ebook.

La trayectoria de publicación de Irene Nemirovsky es curiosa: el descubrimiento de Suite Francesa, su obra más ambiciosa:en extensión,inacabada por su temprana muerte en un campo de concentración, fue acogida en todo el mundo, como un acontecimiento editorial.
A partir de ahí, poco a poco, Salamandra en nuestro país, ha ido publicando todas sus obras anteriores, en general bastante breves. Da la sensación de que la autora iba ensayando para lo que sería su testamento, y también la obra que la haría tardía y universalmente conocida.
Yo me enamoré de Suite Francesa desde las primeras páginas, pero la admiración que me produjo la serenidad y la precisión de su prosa, así como la lucidez de su mirada, no se quedó ahí; también, en mayor o menor nivel,me fascinaron sus miniaturas a partir de las cuales ha dibujado, con elevado espíritu crítico, la Europa de entreguerras, su decadencia, el fin casi de una civilización y el comienzo del mundo moderno.
En su catálogo encontramos estampas del mundo rural y del fabril, de la aristocracia que se resiste a abandonar su status, del nacimiento de los movimientos obreros, de la emigración rusa y su falta de acomodo, y de muchos más perfiles, en especial, de los pecados familiares de una clase social para quienes las relaciones eran un adorno más ( un tema recurrente en su obra y tristemente familiar para la autora, según sus biógrafos ), en este aspecto, llegó a ser capaz, con la duración de un cuento, de dar una puñalada tan afilada como El Baile.
En Los Bienes de Este Mundo está la mejor Nemirovsky; su sabiduría, la serenidad de su narración, su capacidad de pintar sin colores chillones.
Personalmente, quizás porque recorre un largo periodo ( asistimos a las dos guerras mundiales ), de la mano de un puñado más bien extenso de personajes, es la que más me recuerda a Suite Francesa. Eso es mucho decir.
Desconozco si todavía quedan en retaguardia muchos escritos de esta autora.
Espero que sí.
Yo seguiré agradeciendo a Salamandra su rigor a la hora de establecer su catálogo de autores.

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