322 páginas
También disponible en ebook.
Culmina con esta novela la trilogía que Ospina ha dedicado a narrarnos algunas de las aventuras de la conquista de América, el estupor de hombres de barro que alcanzan un mundo selvático que parece tan inaprensible como el agua, el dolor de unos nativos masacrados y aterrados ante la derrota de sus dioses.
El autor, poeta hasta esta aventura narrativa, se ha servido de la herramienta que mejor conoce: un lenguaje que es como arcilla en sus manos y con el que consigue construir paisajes exteriores e interiores inolvidables , y una paleta donde existen colores que sólo pueden surgir de la imaginación.
El resultado global es muy valioso, pero sin embargo, a pesar de estar puestas en pie con los mismos materiales, las novelas son claramente diferentes.
Ursua era el grito, el exceso, el choque de las dos culturas y las chispas de fuego que se produjeron.
El País de la Canela era la más narrativa, la más ambiciosa y creo que la más lograda.
La Serpiente sin Ojos, teniendo mucho que alabar, creo que se queda por debajo de sus antecesoras; por un lado no aporta ya la sorpresa ni el reto de entrar en sus páginas, por otro, tengo la sensación de que la historia que cuenta, hermosa historia de amor, se queda en pequeña ante las grandes epopeyas que nos ha contado anteriormente.
Además existe un problema complementario, y es que entre los secundarios aparece la figura de Lope de Aguirre, un traidor fascinante, un diablo que enamoró a creadores como Werner Herzog, cuyo atractivo está para mi muy por encima del de los protagonistas y que hace que se termine echando de menos que el autor no se haya decidido por contar su historia.
De todas maneras, William Ospina ha conseguido un fresco brillante y denso, una obra que se paladea por su indudable belleza y que también puede ayudarnos a comprender mejor la historia.
Público
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