NOVELA: PRONTO SEREMOS FELICES de Ignacio Vidal- Folch

Destino
328 páginas
También disponible en ebook.

Una vez concluido este libro, esta melancólica colección de retales, pienso que lo verdaderamente triste de estas historias, está condensado en su título: Pronto Seremos Felices; un deseo , una vocación, la de una sociedad, la de los Países de Europa del Este, , que tras décadas de cierre al mundo, a la libre economía, ven como se abren las ventanas para que entre ese capitalismo tan añorado; es ahí cuando se dan cuenta de que posiblemente no estén preparados para asumir el exceso, que habrá otros que se beneficien, que se aplicará la ley del más fuerte... que todavía no les toca. Pero aun así, siguen soñando, que algún día, que desean que no sea muy lejano, llegará la añorada felicidad, aunque ni siquiera tengan claro que significa ni donde está.
Ignacio Vidal- Folch, desde la distancia, porque lo que cuenta ha pasado ya hace unos años, teje un delicado tapiz, como he dicho antes, compuesto de retales, retales humanos.
El hilo conductor, un español que recorre esos países en una aparente actividad comercial, se va cruzando con diferentes personajes, cada uno de ellos tratado con mucha ternura y con capacidad de tener su pequeño cuento, incluso en algunos casos, son sus propias narraciones las que añaden un dibujo al paisaje.
El tono, la mirada, ya he dicho que está llena de ternura, también de un fino humor y el lirismo de quien sabe ver, el conjunto es ligero, hermoso y, a pesar de su fondo de tristeza, colorista, aunque no intente que esos colores engañen.
El resultado es una muy buena muestra de como trasladar la Historia, a través de lo que Unamuno llamaba la Intrahistoria, la de los seres humanos que, en su día a día, van conformando lo que es la vida. Que pocas veces accedemos a ellos, cuando son verdaderamente mucho más importantes que cualquier acontecimiento efectista.
Lo dicho, un libro de retales, de astillas, de grata y triste lectura.
Una mirada al pasado reciente de unos países que tuvieron que luchar más que nadie para ponerse a la altura del resto del mundo.
Y , sobre todo, de aquellos que nunca ocuparon las portadas de los periódicos, pero que fueron, en verdad quienes tuvieron que sostener el cambio.
Esperemos que ya haya llegado para ellos la felicidad.  

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