CINE: JAUJA de Lisandro Alonso

Argentina 2014
Viggo Mortesen

Antes de hablar de esta obra , un comentario sobre la distribución cinematográfica:
Hay películas que es necesario cazarlas al vuelo cuando pasan por la cartelera. Pillar obras de autores como Lisandro Alonso o Albert Serra, por ejemplo, es un ejercicio de agilidad. Incluso cuando se trata de obras que, como esta, ha recibido excelentes críticas o, en el caso del catalán, premios en festivales como el de Locarno.
Aparecen ( si aparecen ) y desaparecen en cuestión de días y en horarios desalmados.
Gracias a Dios, algunas plataformas digitales, como Filmin, nos permiten, sin mucho esperar, disfrutar de ellas.
Tras su paso fugaz por el circuito de V.O. llevaba un tiempo a la búsqueda de Jauja. Por fin , ha llegado. La espera ha merecido la pena.
Es la segunda vez que tengo la oportunidad de asomarme a los silencios de Lisandro Alonso. La anterior fue Liverpool ( también de dos días en cartelera ). Me sorprendió su sencillez de forma y su libertad de contenidos, sus derivaciones, su cambio de caminos...
Todo ello está también en Jauja pero con mayor madurez:
Parece que el autor ha decidido algo así como crear su versión personal de Centauros del Desierto o El Corazón de las Tinieblas. Es consciente de que tiene un paisaje natural de una belleza sobrecogedora y así lo fotografía en toda su grandeza; también se decanta por una narrativa clásica y, en el contenido de su historia, también referentes conocidos, el padre que busca a su hija, el capitán vicioso, incluso la aparición de los indios... eso sí, a su manera , sin necesidad de seguir a los personajes hasta el final, en el fondo sin necesidad de ninguna obligación. Porque.... todo es un trampantojo, creíamos estar viendo una película "normal", una cinta de aventuras al uso, pero basta un cuarto de hora final para , también con la misma claridad, darnos nuevas claves, aquellas que nos van a permitir hacer la historia que queramos, a nuestro gusto.
Porque poco a poco, el director ha ido soltando lastre, se ha ido despojando de aquellos lugares comunes que nos hacían pensar que transitábamos por territorio conocido, para , eso sí, llevándonos de la mano y sin ninguna agresividad, pero con la libertad del creador que es dueño absoluto de su obra, hacernos cambiar de pista.
Y es esta libertad  lo que le permite un final, absolutamente abierto, donde el espectador decide (¿magia? ¿sueño? ¿ ilusión?... ) pero en que además queda claro que el paisaje de la película es exterior pero también interior. Tan interior que el interior no sólo es el de los personajes sino también el nuestro.
Lo que sorprende es que es tal su serenidad que cualquier idea o propuesta se asume sin sorpresa.
Jauja es singular. Pero no necesita sorprender, simplemente sorprende.
Repito: mereció la pena la espera.

Público

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