NOVELA: LA FAMILIA KARNOWSKY de Israel Yehoshua Singer

Acantilado
547 páginas

Recuerdo hace muchos años, que en televisión había unas series que, bajo la denominación común de Grandes Relatos, nos acompañaban por las noches de lunes a viernes.
Eran largas historias, sagas familiares, generalmente situadas en otras épocas y que se desarrollaban desde diversas generaciones de una misma familia y de sus personajes satélites, como forma de traspasar sucesos verídicos.
Era habitual que estas propuestas se basasen en novelas, en relatos clásicos que de esa manera se acercaban a un público más numeroso que el de los lectores.
Eran obras que destacaban fundamentalmente por su aliento narrativo.
La familia Karnowsky es un ejemplo de este tipo.
Escrita a mediados del siglo anterior, recorre en sus más de quinientas páginas tres generaciones de una familia judía a través de tres varones: el primero abandonará su Polonia inicial para asentarse en Alemania y llegar a ser un importante industrial, su hijo terminará convirtiéndose en un médico de éxito pero su carrera se verá truncada por la llegada del nazismo; en su huida a Nueva York, su descendiente tendrá que afrontar la pérdida de sus raíces y su falta de referencias, algo que ya había comenzado a sufrir en su país natal.
Se da por lo tanto la pluralidad de lugares y paisajes necesario para que este nomadismo pueda transmitir un espectro amplio geográficamente , lo que tiene su correspondencia en costumbres sociales, visicitudes políticas, vaivenes económicos...
La mayor singularidad en este caso es que hablamos de una familia judía, con su cultura, sus costumbres, su arraigo y su apertura a otras religiones, la dificultad de mantenerse puro, de ser coherente, de ser honesto y estar orgulloso de su origen.
Alrededor de la columna vertebral, son muchos los personajes secundarios que rodean a los protagonistas, ofreciendo un mosaico colorista y complejo, en un fresco que recorre casi un siglo, dos guerras mundiales y la consolidación del país más poderoso del mundo.
Singer afronta esta narración desde el deseo de contar la historia de su gente, sin optar por ello por una mirada complaciente; su visión poliédrica adquiere por momentos la fuerza de una maldición bíblica, algo inherente a este pueblo errante pero también a veces excesivamente soberbio.
La familia Karnowsky es una excelente experiencia de lector, sumergirse en una de esas largas aventuras humanas y acercarse a la existencia de unos personajes vivos.
Yo la he gozado, como cuando de pequeño, me perdía en las páginas que me hacían viajar en el tiempo y en el espacio.
Leer, uno de los regalos del ser humano.
Y novelas como estas vienen de vez en cuando a recordárnoslo.

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