CINE: SICARIO de Denis Villeneuve

USA 2015
Emily Blunt. Benicio del Toro. Josh Brolin. Victor Garber. Jeffrey Donovan. Maximiliano Hernández. Frank Powers. Edgard Arrecia. Jon Bernthal. Daniel Kaluya. Dylan Kanin. Marty Lindsey. Julio Cecilio.

Sí, se que este año en cine voy con retraso.
El hecho es que han sido muchas las películas sobre las que ha sido necesario abalanzarse con la seguridad de que iban a permanecer poco en el plato; esto ha llevado a que algunas de las más reconocidas terminasen en compas de espera, pero teniendo en cuenta que los meses de primavera no abundan en estrenos importantes, nos pondremos al día.
Villeneuve no es un director convencional en el material que elige.
Adaptar Incendies de Mouwbad era un empeño peligroso que supero con creces, también se asomó a uno de los más crípticos libros de Saramago, y, en su película más convencional, Enemigos, escribió un relato casi bíblico sobre la justicia.
Era obvio que no podía acercarse a un thriller sobre los carteles de la droga de forma manida. No lo hace.
El principio sin embargo, es reconocible, posiblemente para dejarnos entrar sin demasiados tropiezos: está una policía con futuro reclutada por un cuerpo de élite, de esos que navegan con facilidad a ambos lados de la justicia. Hay una acción de ataque que se resuelve en un fantástico nivel de tensión con el estilo del mejor cine de género, y que termina dejando muy claros quienes son los antagonistas.
A partir de ahí, hay un guión que no nos deja perdernos un minuto y que navega por la ambigüedad de la maldad, con el dibujo cotidiano de quienes tienen que aprender  a vivir con ella ( esos pequeños retazos de esa familia que ya nunca estará completa y que podría ser otra historia ).
En Villeneuve es muy importante la cámara, que se viste de sonido y movimiento para convertirse casi en un ojo divino que contempla a sus personajes con distancia y compasión pero también con determinismo. Una cámara que sobrevuela paisajes grandiosos al tiempo que tiñe su belleza de peligro y que se detiene en los rostros de quienes lo habitan.
En Sicario , comprendemos igual que su protagonista, que hay mucho dolor y que ese dolor sólo de dolor se alimenta, aunque para ello tenga que convertir a muchos en sicarios de una guerra interminable y difusa donde sólo hay víctimas.
No tiene sentido querer buscar el bien.
Visualmente, el ritmo es trepidante, difícil no sentirse totalmente enganchado, y los fragmentos de cámara nocturna son un recurso fantástico para despersonalizar a un grupo de soldados que pueden caminar bajo la tierra hacia la muerte.
Una obra brillante, contundente, trágica.
Muy buen cine partiendo de algo que muchas veces hemos visto.

Público

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