NOVELA: ARCHIPIÉLAGOS de Abilio Estevez

Tusquets
468 páginas
También disponible en ebook.

¿De que materiales puede componerse una obra narrativa?
De imaginación, sin duda, también de realidades, por supuesto.
¿Que lugar ocupan los recuerdos?
Podríamos decir que son la realidad pasados por el filtro de la memoria, que en ocasiones suaviza y otras afila.
También que es un material no lejano de los sueños, por cuanto pueden alcanzar de representar las cosas como nos hubiese gustado que ocurriesen.
Y no podemos olvidar lo que pueden suponer de homenaje, a un tiempo y a unos personajes que lo hicieron posible.
De todo esto hay mucho en este cuerpo coral, en este conjunto hermoso y maestro de nostalgias ( en la última parte entenderemos el porqué ). Un canto en forma de relatos dibujados en un único tapiz, de un país rico y maltratado, con muchos de sus referentes perdidos, Cuba, entre unas y otras guerras y revoluciones, todavía pendiente su última etapa, aquella que cercenará definitivamente su futuro.
Alrededor de un misterio, un asesinato visto sólo por el narrador, un joven de quince años, y ubicado en la tensión de una huelga general, un conjunto de personajes comparten refugio para protegerse de lo que podrá ocurrir y, al mismo tiempo, intentar reconocer a muerto y a asesino.
A partir de ahí se van desarrollando diferentes historias, algunas en la que nos narra lo que ha ocurrido antes y otras en las que nos anuncia lo que sucederá después. El autor, artífice absoluto de esta obra, nos va regalando una pluralidad de visiones que terminan ofreciendo un resultado brillante en colores, anécdotas y emociones, pero que sobre todo está lleno de una ternura y un amor abiertos hacia todos aquellos que pueblan sus páginas y hacia su territorio.
Esas vidas son esas islas que componen los archipiélagos que son metáfora de la construcción irregular que siempre supone un grupo de vidas, por mucho que parezca que tienen mucho que compartir. Esos archipiélagos que al narrador , todav´´ia niño, le gusta coleccionar, en una visión infantil aun de la geografía como algo grande, complejo e inasible.
Sin la posición de parábola que tenía Tuyo es el Reino, esta obra de Estevez es clara, como lo son también muchos de sus relatos, en su visión política y social, con el convencimiento de que en países sometidos por la Historia a tal colección de vaivenes, es imposible disociar esta realidad de cualquier suceso.
Pero como decía , después de acercarnos a personajes tan importantes en su dignidad y su lucha como Ezequiel o Libertad Peña, o Vitalino o Manila, la última parte todavía nos guarda un último regalo.
Ese joven narrador, ese muchacho que, desde su descubrimiento del crimen en el pantano, ha ocupado un lugar entre los adultos, mitad mascota mitad hijo adoptado por todos, que ha rememorado para nosotros episodios y sensaciones que sin duda predicen un despertar quizás diferente; que ha sido capaz de dotar de verdad a lo que sin duda son narraciones escuchadas en boca de otros o mezclando diferentes piezas; ese muchacho se ha convertido en un adulto que nos está esperando en ese epílogo.
Y desde ahí, con el cansancio de quien ha recorrido largos trayectos, pero también la alegría que da la sabiduría de haber aprendido a conocer el mundo y a vivirlo, nos saluda y nos cuenta cual es la posible última estación. Nada tan cercano al misterio de la vida como conocer el principio y el final y tener que imaginar la larga carretera capaz de unir ambos.
Archipiélagos es un libro importante por muchas razones:
Por lo que tiene de crónica.
Por lo que tiene de artefacto narrativo sobre la memoria.
Por lo que tiene de verdad.
Uno de esos cuadros selváticos, generosos, llenos de colores, en los que sabemos que tenemos el privilegio de que el autor haya puesto parte de su alma.

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