CINE: MANCHESTER FRENTE AL MAR de Kenneth Lonergan

USA. 2016
Casey Affleck. Michelle Williams. Kyle Chandler. Lucas Hedges. Gretchen Mol. C.I. Wilson

Tengo un problema con Manchester frente al mar.
Y digo, tengo un problema, porque cuando una cinta tan alabada, y en la que lo cierto es que no encuentro nada negativo, admito que puede ser un problema personal, de percepción. A fin de cuentas, todo es subjetivo.
En Manchester frente al mar, no sólo es que no encuentre nada negativo ( o demasiado negativo ), es que hay muchas cosas que me gustan.
Me gusta el uso que el director hace de esos largos planos del lugar, bellos, me gusta su sensibilidad a la hora de utilizar la música para acompañar alguno de los episodios de la historia, me gusta su agilidad, en especial esa inclusión de los flashbacks que consigue no interrumpir en ningún caso el tiempo de la narración. Me gusta su serenidad y su respeto por sus personajes, también esa ausencia de cualquier asomo de pornografía sentimental, algo que hubiese resultado muy fácil en este caso.
También encuentro que está bien escrita, con estructura y con tiempo, demorándose en desarrollar la trama con tranquilidad y sin renunciar a nada, a pesar de que eso le lleve a una peligrosa duración, superior a las dos horas.
Pues bien, con todo esto, mi problema es que la historia no me llega a emocionar en ningún momento. La percibo desde una comprensión racional, pero siento que una narración como esta es necesario que de algún modo alcance el corazón, algo que a mi no me ocurre. Envidio la sensibilidad de una mujer sentada a mi lado, que comenzó a llorar a media cinta y ya no paró hasta el final.
Por mi parte, tengo que reconocer que incluso hubo algún momento de cierto cansancio, y también de antipatía hacia sus personajes.
Manchester frente al mar es una película triste.
Tal vez incluso una película sobre la tristeza y las diferentes maneras de afrontarla.
El protagonista es un joven en condición de autoexilio, físico y emocional, que por el fallecimiento de un familiar tiene que regresar a su lugar de origen, allá donde, no tardaremos en saber, sucedió la tragedia que marco su vida.
A partir de ahí tendrá que reaccionar para ocuparse de su sobrino, un adolescente en pleno proceso de descubrimiento.
Pero también deberá de asumir que hay tristezas que es imposible superar. Que hay dolores que encallan en nuestros huesos para siempre.
Como ya he dicho antes, Lonergan dirige con una mano que tiene mucho de magnético, es fácil seguirle y, sobre todo, se le agradece que no se acerque a esas caligrafías tan manidas del cine independiente.
También hay que valorar las interpretaciones, la de Casey Affleck, columna vertebral de toda la cinta, y también Michelle Williams que con apenas tres escenas nos muestra de lo que es capaz.
Tengo la sensación, y la considero una cinta importante.
Sencillamente, no he tenido la suerte de poder apreciarla en su plenitud, de sentirla. Lo siento. Pero así os lo tengo que contar. Quizás vosotros tengáis más suerte.

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