CINE: LOS EXÁMENES de Cristian Mungiu

Rumanía 2016
Adrian Titieni. Vlad Ivanov. María Victoria Dragus. Ioachim Ciobanu. Gheorghe Ifrim. Emanuel Parvu. Valeriu Andriuta. Claudia Susanu. AdrianVancica. Liliana Mocanu

Hace unos años, apareció en las pantallas una historia brutal, transmutada en una película gigantesca, 4 Meses, 3 Semanas y 2 Días. Independiente de la posición personal frente al aborto, sobrecogía la visión de cárcel que transmitía del país.
Era  una crónica sincera y necesaria.
Después, Mas allá de las colinas, también afrontaba trasladar otras lacras de esa sociedad, esta vez el fundamentalismo, posiblemente una de las salidas frente a la dictadura comunista, que pronto se ha convertido en otra forma de dictadura.
Mungiu es sin duda una persona valiente y está totalmente comprometido, utilizando el cine como lenguaje para mostrarnos la realidad de su país, al que, por mucho que haya mejorado, le queda aun mucho por aprender. No es malo recordar el pasado o, al menos, tenerlo en cuenta para pensar en evolucionar, en renacer a un futuro necesario.
Ahora, en Los Exámenes, le toca el tiempo a la sociedad.
Ya no es necesario justificar los comportamientos por la imposición política. De hecho, esta está presente en el trasfondo de todo lo que ocurre, pero en ese marco, lo que coloca Mungiu y lo que esta vez le interesa, es el comportamiento de aquellas personas que toman sus propias decisiones.
El protagonista es un médico. él y su mujer han vivido en el exterior hasta que decidieron volver a vivir en su país con el objetivo de convertirse en motor del cambio. Sin embargo los años han cambiado, y lo único que parecen haber aportado, importado de su exilio, son las costumbres más condenables de la burguesía europea, tanto en lo que respecta en la lectura moral de la pareja, como en la opción de aceptar la inmovilidad y la depresión como respuesta ante la derrota.
El problema llega cuando un acontecimiento externo no previsto, hace necesario mover todavía un poco más la línea de lo moralmente aceptable, pasando ha hacerles convertirse en un reflejo de aquello que criticaban y frente a lo que se sentían superiores. Hacer partícipe de esto a su hija es enfrentar la derrota con la esperanza de una juventud que no necesita escapar para convertir el mundo en algo diferente. Ese plano final posiblemente deba de verse como un mensaje positivo por parte del director, hasta entonces hemos asistido a un meticuloso ejercicio de descubrimiento, de levantar las alfombras poco a poco para que podamos ir viendo poco a poco la suciedad escondida.
La mano de Mungiu es, una vez más, una herramienta sólida y rigurosa, narrando a través del detalle cotidiano, con serenidad y tensión, utilizando códigos personales fácilmente identificables, como la música de ópera que aísla el entorno del padre y la hija o esa amenaza latente nunca aclarada.
La narración es transparente. Clara.
Lo hace sobre todo, a través de piezas entre dos personajes, padre e hija, marido y mujer, amantes... sostenidos por unos diálogos magníficos cargados de verdad y transmitidos con la profesionalidad de unos excelentes intérpretes.
Ese fondo humano, transmite, anacrónicamente, una visión política compleja, representada en los miedos, los deseos, las angustias de sus habitantes.
Tal vez el final sea un poco deslavazado, frente al orden que ha imperado hasta entonces.
En cualquier caso, Los Exámenes es una película excelente, de un tipo de cine que ha decidido convertirse en una forma más de luchar por cambiar el mundo, desde la crónica porque es necesario, pero también sobre todo, desde la narración cotidiana como forma de que podamos entender.
Un cine que nunca deberá dejar de existir.

Público

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