SAM SHEPARD. ESE INTERESANTE PERSONAJE

Creo que fue en el 83, cuando el Festival de Cannes premió un hermoso viaje americano de Win Wenders que atendía al título de París- Texas y que se convirtió en una de esas extrañas producciones independientes que en esa época trascendían las pantallas de arte y ensayo.
Como consecuencia, descubrimos la obra en la que se basada, Crónicas de motel, y a su escritor y guionista del film, Sam Shepard.
Para nuestra sorpresa, este desconocido en nuestro país, era un joven dramaturgo con inmenso éxito en EE.UU. donde se le comparaba ( en mi opinión, comparación excesiva ) con Arthur Miller.
A eso habría que sumar aun dos características destacadas:
La primera, su desaliñado atractivo contracultura.
La segunda, ser la pareja de Jessica Lange, en esos tiempos una diosa de la pantalla.
Este era el personaje.
Luego pasó el tiempo.
En España, los intentos de darlo a conocer como dramaturgo, se quedaron en producciones no demasiado exitosas de Loco Amor y True West ( para mi, un texto singular, magnético, profundo ).
Como actor, nunca pasó de ser un interesante secundario en películas como Frances, El Informe Pelícano, Elegidos para la gloria...
Años después, cuando quizás muchos le habían olvidado y ya no formaba parte de la mitología de la juventud dado que nunca había llegado a ese nivel de consolidación, un director español, Mateo Gil, le ofreció un protagonista de Blackthorn, su western crepuscular. Lo hizo muy bien. Prefiero quedarme con el recuerdo y olvidar unas declaraciones de Eduardo Noriega con referencia a su comportamiento.
Sin duda Sam Shepard ha sido un personaje interesante, inteligente, capaz de no dejarse quemar nunca aunque eso supusiese una presencia menos potente.
Hoy nos ha dejado.
Recordando lo que aquí he contado, nos recordamos un poco nosotros. En la sala oscura, ese hombre caminando en silencio por el desierto en busca de su hijo, esa mujer destrozada que hablaba detrás del espejo, ese reencuentro.
Pasa el tiempo.

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