CINE: MUCHOS HIJOS, UN MONO Y UN CASTILLO de Gustavo Salmerón

España 2017
Documental
Intérpretes.- Familia Salmerón

Julia Salmerón es la madre del hasta ahora actor y desde ahora también singular director Gustavo Salmerón. Madre de seis hijos, ocurrente, caprichosa, inclasificable y descarada, atesorando en sus ochenta años de vida la brutal experiencia de cualquier mujer, madre, esposa, junto con infinidad de recuerdos materiales, eso sí, muy bien guardados en cajas perfectamente etiquetadas. Podría ser, y así lo citan varias criticas, un personaje al que Berlanga y Almodovar habrían adorado.
Posiblemente esto pueda llevarnos a reflexionar sobre la riqueza intrínseca de nuestra idiosincrasia y el hecho de que muchas de las creaciones que fuera de nuestro país ( e incluso dentro ) parecen sorprendentes, no son más que reflejos de la realidad.
El caso es que, durante ochenta minutos, acompañamos a esta adorable mujer, su marido ( un santo ) y sus hijos, en una búsqueda demencial de las vértebras de su abuela, así como en el abandono del que fue el último de sus tres sueños conseguidos, muchos hijos, un mono y el castillo.
En este nivel, la película, un documental desde el momento en que está construida sobre materiales reales, puede disfrutarse como una comedia algo delirante, absolutamente original y muy divertida.
Pero hay algo más.
Y estoy seguro de que el subtexto es totalmente buscado por Salmerón.
Si vemos la película en su conjunto, asistimos a una radiografía muy importante de la evolución de la sociedad de nuestro país, desde la institución que se ha mantenido como el pilar en el que se asienta: la familia.
Los Salmerón fueron pues una familia numerosa de clase media en los años del desarrollo, un modelo a imitar, capaz de vivir bien con sus ingresos, doble salario, y empeñados en filmarlo todo como recordatorio de esa felicidad. Es estupendo en ese sentido todo lo que aportan los home movies que acompañan la cinta y la cierran.
Lo que se conocía como personas decentes, sin aspiraciones desmedidas ( si dejamos de lado el castillo ), y para quienes la política se limitaba a la adscripción al gobierno vigente.
El salto a la segunda fase es más extravagante de lo habitual: una herencia y la compra de un castillo. Esta singularidad aporta a la obra una extraña imaginería visual que, en algún punto roza a Buñuel, como cuando ese cordero y ese pavo real pasean ante la pantalla.
Pero al margen de los niveles, el resultado es el que lamentablemente sufrieron muchas familias españolas como consecuencia de la crisis: tras un periodo de increíble bonanza consumista en que se regalaba el dinero, la ruina que llega a obligar a los hijos ya mayores a regresar al hogar paterno que, de este modo, se convierte en una especie de pensión con camas en la biblioteca.
Hace décadas ser una familia numerosa era una bendición, muchos son incapaces de entender como muto en maldición ese estado.
Posiblemente Julia Salmerón sea una de esas personas que todavía no ha conseguido comprender lo ocurrido.
Siempre hemos oido que una ópera prima es la obra más personal de su autor. En este sentido, la cantidad de material filmado, sin duda significa que el director llevaba tiempo pensando en este proyecto, pero sobre todo hay que alabar su total generosidad a la hora de poner en abierto nada menos que a su familia y compartirla con nosotros. Generosidad pero también amor y ternura.
Hay muchas más cosas en esta película en apariencia fácil.
Como en la vida, que es lo que nos cuenta.
Gracias de nuevo pues a su autor.
Yo la he disfrutado, mucho.

Público

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