CINE: LOS ARCHIVOS DEL PENTÁGONO de Steven Spielberg















USA. 2018
Meryl Streep. Tom Hanks

Lo que más llama la atención en la prácticamente unánime alabanza de este película, es que ningún comentarista, atacado de modernidad, la tache de antigua o de patriotera.
La última cinta de Spielberg es posiblemente lo más clásico que hayamos visto en fondo y forma en esta temporada, y desde hace bastante tiempo.
En forma, porque en su elegancia formal y su correcta dramática, no hay más atisbo de estilo que la eficacia y la contundencia. El trabajo de un gran director al servicio de una muy buena historia que quiere filmar sin intromisiones.
En el contenido, porque siendo una historia real, posiblemente de coraje y valentía, está narrada en clave de heroismo y de exaltación de los valores que, se suponen, imbuyen el espíritu de América: la verdad, la libertad, la honestidad.
Así tanto el director del periódico como su propietaria, podrían encajar en cualquier película de Capra o de otros directores de la época dorada de Hollywood, pero también quienes les rodean se mueven en ese nivel de ternura y simpatía dentro de su lucha.
Además, la cinta es también un homenaje a la mujer y a su batalla, a veces como en este caso, espontanea, por ocupar posiciones en un mundo de hombres. Algo que se resalta en perspectivas quizás un poco obvias.
En cualquier caso, Los Archivos del Pentágono es cine histórico, pero consigue que, narrando un hecho tan duro como los secretos que guardó la Casa Blanca, vinculados al drama de muchas vidas de muchachos inocentes en la guerra de Vietnam, esté cercano a la textura de los feelgood movies donde ganan los buenos.
En un ejercicio de contención, el director renuncia a la tensión sustituyendo el thriller por la alabanza.
Spielberg siempre ha trabajado sin complejos y no los tiene aquí.
El cine, en muchas ocasiones, ha sido propaganda. Quizás ahora, en tiempos políticos bastante oscuros para la potencia más importante del mundo, está bien que sirva de recuerdo.
Pues bien, el producto final es una obra muy sólida, incluso excelente, que disfrutaremos nosotros si somos capaces de acallar también nuestros complejos y reconocer que nos gustan mucho, muchísimo, las películas de siempre cuando están bien hechas.

Público

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